El sentido común nos sugiere que la mente y el cuerpo deben
interactuar. Nuestras percepciones, pensamientos, intenciones, deseos y
emociones afectan directamente a nuestros cuerpos y nuestras acciones.
Desafortunadamente, las nociones del sentido común parecen implicar una
contradicción. Parece muy claro que el cerebro y el sistema nervioso forman
parte del mundo físico: tangible, visible, público, extenso en el espacio. Sin
embargo, los pensamientos, sentimientos, conciencias y otros estados de la
mente se nos presentan como mentales: intangibles, invisibles, privados,
ordenados en el tiempo, pero no en el espacio. Si el cerebro y la mente son
cosas fundamentalmente diferentes y si las leyes de causalidad requieren causas
y efectos entre tipos semejantes, entonces es claramente imposible para el
cerebro generar la mente o que la mente afecte al cerebro. Estas
contradicciones constituyen parte del problema mente/cuerpo (el de la relación
entre mente y cerebro).
No obstante, si la distinción entre la mente intangible e
inextensa y la naturaleza física extensa se mantiene, entonces, el problema
mente/cuerpo es también el de la relación de la mente con el mundo que nos
rodea. El medio natural, después de todo, es una entidad física del mismo modo
que lo es el cerebro, y el problema de explicar cómo llegamos a ser conscientes
del entorno no es menos difícil que la relación de la conciencia con el
funcionamiento del sistema nervioso. La mayor parte de la historia de la
psicología ha transcurrido en el intento de llegar a comprender el problema de
la relación entre la mente y el cuerpo y viceversa. Actualmente, como veremos,
los científicos se ocupan de encontrar relaciones entre estados cerebrales y
estados mentales.
Imagen tomada de http://en.wikipedia.org/wiki/File:Phrenology1.jpg
Los estados del cerebro y del sistema nervioso (esto es, el
cuerpo), generan nuestros estados mentales y, en un momento dado (aquí y
ahora), un específico estado de conciencia. El estado de conciencia determina
la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo que
nos rodea. En cada particular estado de conciencia se encuentran activas
ciertas funciones neuro-cognitivas superiores que le son características.
Adviértase que no debemos confundir estados mentales con estados de conciencia.
Los estados mentales son subjetivos (sólo los percibe el propio sujeto),
mientras que los diversos estados de conciencia son objetivos (puede
percibirlos un observador externo).
Los neurofisiólogos distinguen entre estados normales de
conciencia y estados alterados de conciencia. En su estado normal, la
conciencia permite al sujeto dar una respuesta apropiada a los estímulos
sensitivos y sensoriales. Especialmente, ante las situaciones más complejas
promovidas por estímulos visuales y verbales. Hay dos estados normales de
conciencia: 1) la vigilia o estado de alerta, y 2) el sueño, que a su vez se
divide, para su estudio, en dos grandes etapas: a) el sueño lento o sueño de
ondas lentas (SOL), y b) el sueño REM (rapid eye-movements) o sueño MOR (sueño
con movimientos oculares rápidos), etapa en la cual se presentan con mayor
frecuencia los sueños, es decir, las imágenes oníricas o ensoñaciones.
Los estados alterados de conciencia aparecen en la mayoría
de los trastornos psiquiátricos. Estos estados alterados difieren del estado de
vigilia en que, en esta última, la capacidad del sistema nervioso para
adaptarse a una situación nueva, depende del sistema reticular activador. Los
factores causales más comunes incluyen: trauma, accidentes cardiovasculares,
drogas y otros envenenamientos, fiebre, desórdenes metabólicos, meningitis,
infecciones, tumores cerebrales, desórdenes convulsivos, descompensación
cardiaca. Las alteraciones patológicas, de la conciencia se dividen en:
cualitativas y cuantitativas.
Tomado de: http://www.ub.edu/pa1/node/129
no se registran comentarios de los integrantes del grupo en algunos temas ingresados.
ResponderEliminarrevisar la forma d e ingreso de los referentes bibliograficos
NOTA DEL BLOG: 4.8
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